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Esta actividad combina la naturaleza, la tradición pesquera y la gastronomía local.
Los participantes podrán disfrutar de un paseo en barco y aprender el proceso de salazón de anchoas en un ambiente idílico en medio del Parque Natural del Cap de Creus.
Explorar la Costa Brava en barco es una manera fascinante de descubrir su belleza en la que las aguas cristalinas y las calas escondidas ofrecen una experiencia única palos amantes del mar.
Sin duda, el taller de salazón de anchoas ofrece una oportunidad única para sumergirse en una tradición culinaria emblemática de la Costa Brava.
El salazón de anchoas es un arte que combina la preservación del pescado con el sabor intenso de la sal. Esta técnica, utilizada desde hace siglos, permite disfrutar de anchoas de gran calidad.
En este taller se descubrirán las características de un buen salazón y la importancia de seguir el método tradicional.
La metodología del taller se divide en varios pasos clave que aseguran un óptimo resultado. Cada etapa es esencial para conseguir anchoas perfectas.
La preparación del pescado es el primer paso crucial. Aquí se limpia y se prepara la anchoa. Esta etapa consiste en eliminar partes no deseadas y asegurarse de que el pez esté en condiciones ideales para el proceso de salazón.
La sal es el ingrediente fundamental en el proceso. Los maestros pescadores enseñan la proporción ideal y la técnica de aplicación.
Una vez saladas las anchoas se almacenan correctamente para garantizar su conservación. El tiempo y la temperatura serán factores determinantes para obtener un resultado excelente… y todo aquello en medio del Encanto de una auténtica Barraca de Pescadores.
Las chozas de pescadores son verdaderas joyas de la tradición mediterránea, que reflejan la historia y la cultura de las comunidades marineras. Estas pequeñas construcciones, ubicadas en primera línea de mar, ofrecen una experiencia única de autenticidad y conexión con la naturaleza.
Su arquitectura es característica, con paredes de piedra y tejados de paja que se integran perfectamente en el paisaje costero. Estas edificaciones han sido testigo de la vida de los pescadores a lo largo de los años. Su diseño funcional permite que los pescadores las utilicen como refugios y puestos de trabajo.
Cada choza cuenta una historia, desde las técnicas de pesca ancestrales hasta las tradiciones familiares que se han transmitido de generación en generación. Estas construcciones son algo más que simples edificios; son un símbolo de la vida en el mar.
Visitar una choza de pescadores no sólo implica admirar la arquitectura, sino que ofrece la posibilidad de participar en actividades que celebran la cultura local. El enfoque en la sostenibilidad y el respeto por la tradición hace que estas experiencias sean valiosas para quienes buscan una conexión más profunda con la región.
Uno de los momentos más esperados es la degustación de anchoas, un producto emblemático de la zona. Acompañadas de vinos locales, los visitantes pueden disfrutar de los sabores auténticos que ofrece la Costa Brava. La combinación de la gastronomía con el ambiente marítimo crea un inolvidable recuerdo para los amantes de la buena cocina.